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¿Impresora obsoleta? Problema seguro

Impresora Obsoleta

El mantenimiento de una impresora obsoleta es algo que todavía hoy ocurre con demasiada frecuencia y que normalmente se sustenta en la creencia de que con ello es posible ahorrar, ya que se evita tener que comprar un producto nuevo y hacer por tanto un gasto.

Sin embargo, este supuesto puede llevar a error, ya que aunque es cierto que comprar una impresora nueva supone un gasto, el mismo debe ser considerado como una inversión; conviene tener en cuenta que con la compra estamos adquiriendo una herramienta de trabajo de la que puede llegar a depender totalmente el buen funcionamiento de nuestra empresa, del departamento o grupo de trabajo que vaya a utilizarla.

De la impresora dependen también otros gastos que deberemos soportar de forma continuada, así como la seguridad del entorno de impresión, la productividad y la eficiencia del mismo.

Son muchos elementos y todos son muy importantes, así que profundizaremos en ellos para que así podamos entender mejor la problemática que pueden llegar a suponer una impresora obsoleta en una empresa.

Elevados costes de uso y de mantenimiento

Las impresoras antiguas suelen implicar un coste de propiedad muy elevado, ya que son caras de utilizar y de mantener. Esto se debe fundamentalmente a tres razones concretas:

  • Sus consumibles son difíciles de encontrar, tienen una baja capacidad de impresión y un precio cada vez más alto, lo que hace que estemos soportando un gasto creciente.
  • Consumen más energía para funcionar que otros modelos nuevos equivalentes, algo que veremos reflejado cada mes en la factura de la luz.
  • Necesitan más mantenimientos e intervenciones, algo importante ya que supone un gasto y también interrupciones del flujo de trabajo.

Si miramos estos tres elementos de forma conjunta nos daremos cuenta de una realidad muy sencilla, y es que el simple hecho de utilizar una impresora obsoleta hace que nuestra empresa pierda dinero.

Carencia total o parcial de medidas de seguridad

Hoy por hoy las impresoras se han convertido en un elemento más de nuestra red de trabajo y se han integrado perfectamente para trabajar con otros dispositivos y equipos, pero también se han convertido en uno de los objetivos preferidos de los cibercriminales, que ven en ellas una puerta fácil de abrir para colarse en la infraestructura de nuestra empresa.

Existen multitud de impresoras obsoletas conectadas a la red en muchas empresas que carecen de unas medidas básicas de seguridad y que constituyen un verdadero peligro, ya que como dijimos se pueden convertir en la vía de entrada de cibercriminales a nuestra red de trabajo.

Si esto ocurre las consecuencias pueden ser fatales y derivar en un robo de datos, de información confidencial o incluso en una infección masiva de todos los equipos de nuestra red que los deje totalmente inutilizados.

No hay que pensar mucho para darse cuenta de las pérdidas que esto puede acabar produciendo en una empresa, y del daño que a su vez puede generar a la imagen de la misma. Y todo por no hacer una pequeña inversión en nuevas soluciones de impresión.

Falta de capacidad de trabajo y de soporte

Cuando mantenemos una impresora obsoleta debemos tener en cuenta que estamos utilizando un dispositivo que probablemente ya no sea suficiente para cubrir las necesidades de nuestra empresa, departamento o grupo de trabajo.

En estos casos lo notaremos de una manera muy sencilla, ya que por lo general no podremos sacar adelante de forma fluida toda la carga de trabajo que tenemos y tampoco podremos enfrentar nuevos retos o proyectos con garantías de éxito.

Otro síntoma claro es la lentitud a la hora de realizar trabajos de impresión o la ausencia de funciones que empezamos a necesitar cada vez más, como por ejemplo el fax o la impresión móvil.

No debemos olvidarnos tampoco de que una impresora obsoleta no sólo lastra nuestra capacidad de trabajo, sino también nuestra capacidad de actualización. Así, nos decidimos a renovar ordenadores, pero tenemos impresoras antiguas y decidimos mantenerlas aunque éstas no funcionen correctamente con esos nuevos equipos.

Las consecuencias de todo esto son muy claras, una impresora obsoleta nos impide conseguir un entorno de trabajo eficaz, eficiente y optimizado, tres claves que en conjunto implican un bajo rendimiento laboral, unos gastos elevados y pérdidas de tiempo frecuentes por problemas en el entorno de impresión.

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